Calabazas Podridas

La decoración en el Hot Springs County High School se cambió completamente el martes por la mañana con calabazas de diferentes tamaños que engalanaban los pasillos y la entrada, cortesía de la granja O'brian. era una buena estrategia de marketing teniendo en cuenta que era el único instituto del condado y en el que asistían alumnos de diferentes pueblos de alrededor. Incluso en la Thermopolis Middle School, Anne y sus compañeros de clase, tenían que hacer en clase de manualidades la tarea de vaciar una calabaza por dentro y decorarla. Era la primera vez, para muchos niños y adolescentes que veían una calabaza recién recolectada y la podían decorar a su gusto.
Aquella mañana, Lily llegó tarde a clase debido al ajetreo que se montó en la granja por la interminable cola formada por los lugareños que ansiaban comprar unas cuantas calabazas de decoración y, ya puestos, que les sirviera para comer en acción de gracias, pues las congeladas que venían desde Nebraska se pudrían a los dos días y al final la gente optaba por no colocarlas en sus porches porque ahuyentaban a los niños que pedían caramelos.
El negocio de Charlie prosperaba de manera exponencial. Los beneficios obtenidos en esa semana le daban para no necesitar trabajar hasta las cosechas de abril y ya tenía en mente expandir el negocio por todo el estado. Sin ninguna competencia, Charlie se veía como un millonario en un par de años.

A pesar de la nueva remesa de calabazas obtenida por el instituto, la fiesta de 'calabazas podridas' que se organizaba todos los años, no cambiaría de nombre. Para los chavales ya era como una tradición ese nombre. Algunos de ellos se dedicaban a jugar al fútbol y acabar lleno de calabaza y su repugnante olor, aunque este año el director ya había ordenado la prohibición de hacerlo ya que estas calabazas eran más duras que las podridas y no quería que alguien acabase herido.
Mientras Lily se dirigía a los vestuarios con Alexia, muchos de sus compañeros la felicitaban por la iniciativa de su padre, otros le hacían preguntas y algún que otro insinuaba si tenía pareja para la fiesta.
Cuando cruzaron las puertas del gimnasio, algunos alumnos se encontraban decorando la sala con los preparativos para la fiesta de Halloween. En lo alto de la escalera estaba Abraham colocando adornos de calaveras que colgaban del techo mientras Zack sostenía la escalera.
Lily trató de escabullirse queriendo ir directamente a los vestuarios de chicas, pero Alexia le tenía cogida del brazo y se fueron hacia ellos.
-Abraham, como no tengas cuidado, la calabaza podrida este año será tu cabeza-. Dijo Alexia.
-Yo creo que su cabeza tiene menos relleno que el de una calabaza-. Dijo Zack mientras se reía y miraba a Lily. Ella miraba al suelo y en eses momento esbozó una leve sonrisa mientras levantaba un poco la cabeza y miraba a Zack.
-Entonces, ¿vas a unirte a nuestra orgía de monstruos el jueves?-. Dijo Alexia con tono sarcástico.
-Pues si todos estáis de acuerdo, sí, me gustaría ir con vosotros. Me ha dicho Abraham que le parece bien. ¿Y a vosotras?
-No hay problema por mi parte. ¿Qué dices tú mudita?-. Alexia le dio un pequeño codazo a Lily mientras le soltaba el brazo que tan apretado le tenía agarrado.
-Vale. ¿vas a querer disfrazarte entonces?-. Balbuceó Lily mientras trataba de mirarle a los ojos sin apartar la mirada.
-Sí, estaría guay. lo que dijiste en el Pop's parecía una buena idea. Cada uno de un asesino de película. Yo sigo teniendo el disfraz de Freddy Krueger-. Se apresuró a contestar Zack.
-Si tuvierais un perro podríais ir del cuarteto de Scooby Doo-. Dijo Jennifer mientras cruzaba la sala para dirigirse a los vestuarios.
-Tú podrías ir de diablesa putilla. La mitad del disfraz ya lo tienes, ¿sabes a que mitad me refiero? Cualquiera de las dos te vale-. Le contestaba Lily a la vez que Zack se empezaba a reír y hacia tambalear a Abraham desde lo alto.
Jennifer frunció el ceño y se fue con su grupo hacia los vestuarios mientras enseñaba su dedo de espaldas.
-Por eso tú eras la líder y ella no tenía ni idea de dar un mortal hacia atrás-. Dijo Zack mirando con una sonrisa a Lily.
-Eso ya es agua pasada, ex capitán-. Dijo Lily con tono irónico respondiendo a Zack.
-Bueno, ¿nos vemos esta noche en el Pop's para hablar del disfraz? Te invito a unas gominolas.
-Claro, allí estará-. Contestó rápidamente Alexia mientas Lily se quedaba muda otra vez.
Caminando hacia los vestuarios, Lily y Alexia discutían en voz baja sobre lo que acababa de pasar en un tono que Zack no entendía bien.
-Eh, ¿de que hablabais?-. Dijo Abraham bajando de la escalera con cara de confusión.

En el pequeño poblado nativo de Arapaho, un grupo de amigos se reunía para hablar de la festividad de honrar a los muertos, pero con la ausencia del chamán de la tribu. Al parecer, el anciano se había despertado con fiebre y sudores fríos e incapacitado para poder levantarse de la cama. El médico del lugar concluyó que el anciano, debido a su avanzada edad, sufría de delirios y balbuceaba palabras extrañas en un dialecto prácticamente olvidado para las tribus Arapahoe.
-'3iik', '3iik-. Era lo único que el viejo chamán decía una y otra vez hasta quedarse exhausto y dormirse de nuevo.

Cuando se puso el sol, el cartel de Pop's comenzó a iluminarse, dejando un tono rosado en las motos y coches aparcados frente a él. La moto de Zack dejó de vibrar casi en la entrada del local y a Lily se le empezó a acelerar el corazón. Había llegado pronto porque se había pasado la tarde entera recogiendo y vendiendo calabazas en la granja y se largó en cuanto vio que la clientela empezó a mermar. Pop's también había empezado a decorar el local con unas cuantas por lo que Lily cada vez estaba más harta de verlas allá donde fuera. Se consolaba pensando que todas esas bolas naranjas le iban a pagar la universidad, aunque, en ese momento, solo tenía pensamientos sobre Zack.
-Vaya, hemos llegado los primeros-. Dijo Zack mientras cruzaba la puerta.
-Llevo aquí más de una hora y estos dos no me cogen el móvil. Creo que nos han hecho una encerrona-. Dijo Lily mientras guardaba el móvil.
-Bueno, estoy seguro que lo que quieren es que arreglemos nuestros asuntos en privado. Para que no les resulte incomoda la fiesta de las calabazas.
-¿Qué asuntos? Zack, tú y yo nunca hemos salido juntos. Llevamos siendo amigos desde pequeños. La culpa la tienen esas cursis películas adolescentes de la reina y el rey del baile.
-Es normal que la gente pensara que éramos novios. Tú eras la líder de las animadoras y yo el capitán del equipo de fútbol de los Bobcats y allí estábamos, de la mano con nuestras coronas saludando a  toda la gente.
-Desde entonces, Jennifer no ha parado de molestarme cada vez que me ve. No se si para que acabara renunciando al puesto de líder o porque le gustabas en ese momento.
-A mí nunca me ha gustado ella-. Dijo mientras se miraba los pies y se ruborizaba.
-Ahora ya da igual. los dos hemos dejado de ser los reyes de la fiesta y somos un grupo de marginados. Pasar desapercibida ha sido lo mejor que me ha pasado. No quiero ser la comidilla de todo el condado.
-Eso no cambia lo que siento por ti, Lily. Me gustabas mucho antes de que fueras animadora. todos lo veían, por eso nos eligieron. Creo que tú fuiste la única que no lo viste o no lo querías ver-.
En ese momento, Zack se acercó hasta los labios de Lily y la besó como quiso haberla besado mucho tiempo atrás. A través de los cristales de local estaban Alexia y Abraham observando.
-Creo que ya es hora que entremos-. Dijo Abraham mirando a Alexia que esbozaba una sonrisa de alegría.
-De eso nada. Además, ahora nos toca a nosotros-. Alexia le cogió de la mano y se metieron en su coche.

Otros ojos observaban en la lejanía, donde comenzaba la espesura del bosque. Pero estos ojos eran muy extraños. De una forma picuda e iluminados como si en su interior hubiera fuego, acompañado de una sonrisa malévola.