Comienza la recogida de calabazas

El día de recoger las calabazas había amanecido nublado en el huerto de los O'brian. Nadie en todo el pueblo de Thermopolis, mejor dicho, nadie en todo el condado de Hot Springs apostaba un centavo por la loca idea de Charlie de cultivar calabazas en esas tierras.
'En Wyoming, el estado cuadrado, no crecía nada redondo'. Es un dicho popular de los granjeros cuando las cosechas no van bien y no terminan de germinar. A Charlie se lo decían cada vez que se acercaba al Wal-Mart a por provisiones para la granja a modo de burla sus colegas de profesión.
Esa mañana Charlie se había levantado con ganas de cerrarle la boca a más de uno.

Al llegar al comedor podía oler el aroma a tortitas de su mujer, Helga. Se había puesto su mejor camisa de cuadros y, con una sonrisa de oreja a oreja, saludó a sus dos hijas, Lily y Anne.
-Buenos días a todas-. Dijo, mientras se sentaba a la mesa.
-Papá, tiene pinta de que hoy va a llover. ¿Podría no ir hoy al insti?- Contestó Lily mientras miraba el móvil.
-Yo diría que hoy el día tiene un aspecto más bien anaranjado, ¿lo pillas? Y sí, hoy tienes que ir al instituto.
-Muy gracioso, papá. En fin, el autobús está ya aquí. Me largo.
-Ten un buen día, cariño-. Apresuró su madre a decir antes de cerrar la puerta de la entrada. -Termina de desayunar Anne, hoy te llevo yo al cole-.
-Vale pero procura no avergonzarme mucho, ¿quieres?-. Contestó Anne mientras veía al tele.
-¿Qué haces viendo las noticias? Ponte los dibujos.
-¡No! Para. Dicen que en el parque de Yellowstone los animales que llevan un chip de seguimiento están largándose del parque hacia el norte. Que raro.

En el bus del instituto, Lily se había sentado al lado de su amiga de la infancia, Alexia, comentando los planes de Halloween para el Jueves. La idea que tenían en mente era disfrazarse, a ser posible, tapándose la cara para no ser reconocidas.
Habiendo comenzado el último año secundaria, lo que hacían el resto de alumnos y compañeros de clase era irse a Casper City o a Riverton y beber toda la noche mientras tiraban huevos y papel higiénico a las casas, siempre con la esperanza de ligar con alguna compañera del instituto borracha.
Lily y Alexia eran distintas. Se habían criado leyendo los libros de 'Pesadillas' y viendo todas las películas Slasher de los años ochenta. Les encantaba disfrazarse, pedir golosinas y asustar a los niños y niñas pequeños pero, la vergüenza a ser reconocidas por la calle les hacía temer por su popularidad en el instituto, que era prácticamente inexistente.
-Sabéis que para ser populares tenéis que ir a los partidos de fútbol y acabar medio desnudas en los baños termales, ¿Verdad?-. Dijo una voz masculina desde el asiento de atrás.
-Abraham, serás idiota. ¿Qué haces espiando?-. Le replicó Alexia a la vez que se sonrojaba.
-No espiaba. Sabes que este es mi sitio y hablas muy alto. Por cierto, me apunto a lo que sea que hagáis este jueves.
-¿Quién te ha invitado?-. Dijo Lily con cierto desdén.
-Vamos, sabéis que al final los cuatro acabamos juntos cuando no sabemos que hacer los findes.
-¿Zack no va a Casper City?-. Preguntó Lily sobresaltada.
-¿Prefieres que se vaya? Seguro que quieres que se quede aquí-. Contestó con el mismo desdén que Lily.
-No creo que se apunte a nuestro plan. Ahora va de tipo duro.- Replicó Alexia.
-Me da igual lo que haga-. Lily permaneció callada el resto del trayecto mirando por la ventana hasta llegar al instituto.

Thermopolis era un pequeño pueblo en el condado de Hot Springs en Wyoming, conocido por sus aguas termales. Al suroeste del pueblo estaba la reserva india de Wind River en la que se encontraba las tribus nativas Shoshone y Arapaho y al noroeste el parque nacional de Yellowstone. El estado de Wyoming era el único en todo EEUU que no contaba con ningún huerto de calabazas. Por eso, Charlie tuvo la brillante idea de sacar beneficio cuando todos en el condado fueran a comprar sus calabazas autenticas y no las de plástico que venden en el Wal-Mart. En el pueblo, todos se preguntaban como la cosecha podía haber germinado alguna calabaza en esa tierra tan poco fértil y en tan poco tiempo. Lo cierto es que Charlie, hacía unos tres meses se encontraba desesperado por los pocos beneficios que le estaba dando la granja O'brian. Sus ancestros irlandeses llegaron a estas tierras buscando tierras de cultivo, siendo cristianos católicos pero con mucha tradición en los rituales celtas que se decía que llegaron a compartir con los nativos de la región por el culto y el respeto a los muertos. Charlie, al igual que toda su familia, eran bienvenidos a la reserva nativa de los Arapahoe y a cualquier pueblo de su interior. A pesar de ser pequeños poblados con pocos habitantes, gozaban de unas tierras fértiles que abastecían a toda la comunidad nativa del territorio, por ese motivo, una noche, Charlie llegó al poblado de Crowheart medio borracho y contactó con unos viejos conocidos nativos. Pasaron la noche bebiendo y recordando viejas leyendas del lugar. Los nativos arapahoe, también llamado el pueblo del bisonte, se decía que eran los guardianes de la tierra del fuego y del agua caliente. Los primeros colonos occidentales que llegaron a esas tierras creían que el infierno aguardaba bajo el terreno de ese lugar, pues el terreno es rojizo como el del salvaje oeste y las aguas termales creían que se calentaba por los fuegos del diablo. Los nativos tenían otras creencias, como que un antiguo dios de la naturaleza llegó a un pacto con ellos de proporcionar tierras fértiles y dar de comer a los nativos hambrientos, pero pobre de aquel al que se le ocurriera sacar beneficio propio de las cosechas.
Al amanecer, el viejo amigo de Charlie le dio una bolsa llena de semillas para que las cultivara y pudiera recuperar el dinero perdido de la anterior cosecha que perdió. Antes de irse le advirtió de que no tratara de enriquecerse con lo sembrado y le recordó la vieja historia. Charlie arrancó la camioneta y volvió a Thermopolis con una media sonrisa y el ceño fruncido.

Con el sol caído, el crepúsculo dibujaba una estampa rojiza y anaranjada sobre las montañas del oeste que se apreciaban desde los ventanales del Pop's Diner donde se encontraban Lily, Alexia y Abraham. Los tres se habían pedido la 'burgerween' con el milkshake especial de la casa, solo por tiempo limitado durante la semana de halloween. El local estaba casi lleno tratándose de un lunes. En cada mesa se encontraba reunida una 'tribu' del instituto: el equipo de fútbol con su batido de proteínas y burger de pollo; el equipo de animadoras con su sándwich vegetal bajo en proteínas; los nerds ocupando la mesa casi al completo con fichas, dados de rol y redbull, etc.

-Propongo que cada uno de nosotros vaya de un personaje clásico de peli de miedo-. dijo Abraham mientras engullía la burgerween.
-¿Con clásico te refieres Jason, Mike Myers y Freddy Krueger o los clásicos de la Universal como Frankenstein, Dracula y la momia?-. Replicó Lily mientras le daba un sorbo al batido.
-Dios Lily, te has convertido en toda una loser. No me extraña que te echaran del equipo de animadoras-. La capitana del equipo de animadoras, Jennifer, estaba delante de ellos de pie con su séquito detrás riéndose.
-¡Piérdete, pedazo de zorra! Ya he visto lo que has pintado en el lavabo de chicas. Y sabes que fui yo quien dejó el equipo-. Lily se exaltó poniéndose de pie de un salto y encarándose a Jennifer.
En ese momento, la puerta de Pop's se abría y Jennifer dio un paso atrás mientras Lily volvía a su asiento.
-Vaya, justo a tiempo. Tu 'novio' viene al rescate-. Dijo Jennifer mientras volvía a su asiento.
-No es mi novio, puta-. Murmuró Lily mientras agachaba la cabeza y se quedaba mirando al suelo.
Abraham se echó hacia la izquierda en el sillón, más pegado al cristal y dejaba un hueco a su lado.
-Bueno, ¿Que vamos a hacer en Halloween?-. Dijo Zack sentándose y levantando la mano para que le tomaran nota.
Alexia y Abraham se quedaron mirando sorprendidos por su presencia mientras Lily se iba poniendo cada vez mas roja y el resto de mesas les miraba de reojo.
Las primeras estrellas aparecían en la oscuridad de la noche mientras el neón de Pop's se iluminaba.
En la granja de los O'brian, mientras la pequeña Anne veía el especial de Snoopy en la televisión, algo parecido a un temblor pareció notarse en el huerto de calabazas.